Los anti héroes.
El concepto apareció por primera vez en Grecia y fue aplicado en la cultura por Píndaro, quien distingue entre dioses, héroes y hombres. Hesiodo, ya en época romana, define al héroe como un «semidios» o «dios local», mientras que Aristóteles declara que los héroes eran, tanto física como moralmente, superiores a los hombres.
Si bien en este caso nos estamos refiriendo al héroe mitológico, el héroe literario, al beber de estas fuentes, no será, sobre todo en los orígenes, demasiado distinto.
El héroe literario es el personaje central de una historia. En la literatura, al contrario que en la mitología, el héroe no será perfecto. Un personaje perfecto es demasiado aburrido y ofrece al escritor muy poco margen para trabajar. El héroe literario puede tener graves defectos, físicos, mentales o morales. Estos rasgos acercan la figura del protagonista al lector, lo hacen más real y por tanto más atractivo. Los protagonistas de Shakespeare, por ejemplo, acumulan defectos; la locura de Hamlet, la ambición de Lady Macbeth, los celos de Otelo, etc. Y no solo los trágicos: en sus comedías también encontraremos una larga lista de personajes que nos parecen más humanos porque son egoístas, necios o mezquinos. Esta desidealización del héroe nos llevará a la otra figura de nuestra charla: El antihéroe.
El antihéroe
El antihéroe puede ser antisocial, inteligente, enajenado, cruel, desangradable, pasivo, lamentable, obtuso… En otras palabras: un antihéroe es un protagonista que vive por la guía de su propia brújula moral, esforzándose para definir y construir sus propios valores, opuestos a aquellos reconocidos por la sociedad en la que vive. A veces un antihéroe no está demasiado lejos de la figura de un villano.
Lo habitual es que el antihéroe se forje en un pasado trágico y que esto dé origen a su personalidad y una perspectiva distinta a la de los héroes; puede decirse que el antihéroe vive en una zona gris, donde lo bueno y lo malo dependen, sobre todo, de la perspectiva del lector.
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Don Quijote de la Mancha es una novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra.
Publicada su primera parte con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es la obra más destacada de la literatura española y una de las más importantes de la literatura universal.
En 1615 apareció su continuación con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.
El Quijote de 1605 se publicó dividido en cuatro partes; pero al aparecer el Quijote de 1615 en calidad de Segunda parte de la obra, quedó revocada de hecho la partición en cuatro secciones del volumen publicado diez años antes por Cervantes.
Es la primera obra genuina mente desmitifica dora de la tradición caballeresca y cortés por su tratamiento burlesco. Representa la primera novela moderna y la primera polifónica; como tal, ejerció un enorme influjo en toda la narrativa europea.
Por considerarse «el mejor trabajo literario jamás escrito», encabezó la lista de las mejores obras literarias de la historia, que se estableció con las votaciones de cien grandes escritores de 54 nacionalidades a petición del Club Noruego del Libro en 2002; así, fue la única excepción en el estricto orden alfabético que se había dispuesto.
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades.
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (más conocida como Lazarillo de Tormes) es una novela española anónima, escrita en primera persona y en estilo epistolar (como una sola y larga carta), cuyas ediciones conocidas más antiguas datan de 1554. En ella se cuenta de forma autobiográfica la vida de un niño, Lázaro de Tormes, en el siglo xvi, desde su nacimiento y mísera infancia hasta su matrimonio, ya en la edad adulta. Es considerada precursora de la novela picaresca por elementos como el realismo, la narración en primera persona, la estructura itinerante, el servicio a varios amos y la ideología moralizante y pesimista.
Lazarillo de Tormes es un esbozo irónico y despiadado de la sociedad del momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre todo las de los clérigos y religiosos. Hay diferentes hipótesis sobre su autoría. Probablemente el autor fue simpatizante de las ideas erasmistas. Esto motivó que la Inquisición la prohibiera y que, más tarde, permitiera su publicación, una vez expurgada.
La novela picaresca.
La novela picaresca surgió como crítica por un lado de las instituciones degradadas de la España imperial y por otro de las narraciones idealizadoras del Renacimiento: epopeyas, libros de caballerías, novela sentimental y novela pastoril. El fuerte contraste de valores entre los distintos estamentos sociales de la España de la época generó, como respuesta irónica, unas llamadas «antinovelas» de carácter antiheroico, mostrando lo sórdido del momento histórico: las pretensiones de los hidalgos empobrecidos, los miserables desheredados, los falsos religiosos y los conversos marginados. Todos estos se contraponían a los caballeros y burgueses enriquecidos que vivían en otra realidad observada por encima de sus cuellos engolados. Algunos críticos han apuntado que este género es «Un producto pseudoascético, hijo de las circunstancias peculiares del espíritu español, que hace de las confesiones autobiográficas de pecadores escarmentados un instrumento de corrección».1
En España el género extraía la sustancia moral, social y religiosa del contraste cotidiano entre dos estamentos, el de los nobles y el de los siervos. Durante el siglo XVII comienza a vulgarizarse y degradarse la hidalguía y personajes, como don Quijote o el hidalgo pobre que se hace servir por Lazarillo de Tormes, son ilustraciones de este fenómeno en la literatura española, encontrando también su correlato reflejado por el género teatral del entremés. El humilde guitón, bigardo o pícaro de cocina como tal es un anticaballero errante en una «epopeya del hambre» a través de un mundo miserable, donde solo se sobrevive gracias a la estafa y el engaño y donde toda expectativa de ascenso social es una ilusión; los vagabundeos de un Pablos o de un Guzmán constituyen el contrapunto irónico a los de los valientes caballeros. La vida de Lazarillo de Tormes(1554) es el comienzo de una crítica de los valores dominantes de la honra y de la hipocresía, arraigados en las apariencias, que hallará su culminación y configuración canónica con la Primera parte de Guzmán de Alfarache (1599)
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Capítulos que se le olvidaron a Cervantes.
Capítulos que se le olvidaron a Cervantes es el título de una novela del ensayista y pensador ecuatoriano Juan Montalvo, publicada por primera vez en 1895, pocos años después de la muerte de su autor. Es una continuación de la novela de Cervantes Don Quijote de la Mancha.
La obra tiene un extenso prólogo, que lleva por título El buscapié, y refiere nuevas aventuras de Don Quijote de la Mancha. Se diferencia notablemente de otras continuaciones del Quijote en que la acción se inicia a partir de un momento indeterminado de la obra cervantina, en el contexto de la tercera salida, y se interrumpe dejando a Don Quijote con vida, aunque después de haber redactado un testamento en verso octosilábico.
El texto contiene numerosas referencias a los libros de caballerías, evidentemente tomadas de las notas de Diego Clemencín a su edición del Quijote, y hace también alusión a una serie de personajes de la política ecuatoriana de su tiempo, en particular el presidente Ignacio de Veintemilla, de quien Montalvo era furibundo adversario, y al que presenta en la figura de un ladrón ajusticiado, cuyo cadáver hallan Don Quijote y Sancho. Otra característica de la obra es su notorio anticlericalismo, expresado en reiteradas burlas y censuras a la Iglesia Católica y la conducta y actitudes del clero.
Según la enciclopedia española Monitor(editorial Salvat, 1970, tomo 6, pag.2099), en su artículo dedicado a Don Quijote, esta obra de Montalvo es la mejor aproximación al personaje cervantino, en términos novelísticos, pues logra reproducir en gran medida su esencia. Textualmente el artículo declara:"En el siglo XIX hemos de destacar la valiosa interpretación del ecuatoriano J. Montalvo, quien en los "Capítulos que se le olvidaron a Cervantes" trazó una semblanza del héroe que no desdeñaría su mismo autor: el sentido de raza, tragedia y sublimación fueron magníficamente destacados por el eximio polígrafo ecuatoriano
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Lo grotesco.
Lo grotesco como categoría literaria
Como categoría literaria, lo grotesco es descubierto en elRomanticismo (Víctor Hugo, Gautier, Bécquer en España), aunque su práctica, como muestra Bajtin (La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento,), era muy anterior. Bajtin lo define como «una exageración premeditada, una reconstrucción desfigurada de la naturaleza, una unión de objetos imposible en principio tanto en la naturaleza como en nuestra experiencia cotidiana, con una gran insistencia en el aspecto material, perceptible, de la forma así creada». Las causas de la deformación grotesca pueden ser, como afirma Pavis, extremamente variables: van desde el puro gusto por el efecto cómico hasta la sátira política o filosófica. Sin embargo, todas las formas tienen en común la referencia a una realidad que reconocernos y esa mezcla de elementos diversos, que no permiten que nos riamos abiertamente con esta especie de caricatura: así, bajo la deformación de las serranas del Arcipreste se encuentran los temas serios del miedo y del amor, Quevedo mezcla vida y muerte, u ojo de la cara y ojo del culo (V. Octavio Paz, Conjunciones y disyunciones), En la literatura contemporánea el ejemplo más elaborado de uso de lo grotesco quizá sea el teatro de Valle-Inclán, al menos desde las Comedias Bárbaras, y también sus novelas. En la Literatura Cubana ha sido Virgilio Piñera un cultivador por excelencia, en sus cuentos se puede apreciar el uso peculiar de lo grotesco.
Estructura y elementos narrativos.
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